William Flores Sáenz (1927-2012): promotor, colega y amigo

TEODORO HAMPE MARTÍNEZ

 

 

Cómo no sentir profunda nostalgia y dolor al redactar estas líneas en memoria de quien fuera un excelente colega y verdadero promotor del Humboldt Club del Perú, mi amigo William Flores Sáenz. A pesar de la relativa diferencia generacional, mantuvimos a lo largo de los años una relación estrecha y plena de confianza. William era de aquellas personas siempre dispuestas a colaborar, a poner el empeño y el tiempo necesario para los amigos, y yo llegué a un pensar que un hombre tan bueno y fuerte como él ―“mente sana en cuerpo sano”― jamás podría desaparecer de este mundo.

 

William Flores nació en Moyobamba, capital del departamento de San Martín, el 12 de octubre de 1927. Después de terminar la educación secundaria en su tierra natal, pasó a la Universidad Nacional de Trujillo para cursar los estudios de Pre-Médicas. Luego se trasladó a Lima para emprender su formación profesional en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y quedó vinculado a esta casa de estudios por más de cuarenta años. Llegó a ser profesor principal del Departamento de Microbiología y fue designado Profesor emérito de la Universidad en julio de 2004.

 

Se especializó en el campo de la investigacion virológica. Realizó sucesivas estancias de capacitación en Inglaterra, becado por el Consejo Británico, en la Universidad de Yale y en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). En el Instituto Pasteur de Río de Janeiro obtuvo la maestría en Microbiología. Efectuó publicaciones científicas en revistas nacionales como Acta Médica Peruana, Anales de la Facultad de Medicina, Revista del Hospital del Niño y Revista Peruana de Medicina Tropical, y en importantes órganos extranjeros como Ärztliche Mitteilungen, American Journal of Epidemiology y el Boletín de la Organización Panamericana de la Salud.

 

Asimismo, estuvo vinculado por más de un cuarto de siglo al Hospital del Niño de Lima, hoy Instituto Nacional de Salud del Nino, donde llegó a ser jefe del Departamento de Patología. En el campo gremial, el Dr. Flores perteneció al Consejo Nacional del Colegio Médico del Perú (1970-1972).

 

Llegó a la República Federal de Alemania el año 1961, gozando de una beca concedida por la Fundación Alexander von Humboldt (AvH). Su estancia se prolongó por 24 meses y se realizó básicamente en Hamburgo, ciudad donde conoció a quien sería su inseparable compañera y esposa, Edith Mir de Flores, madre de sus tres hijos. El colega humboldtiano desarrolló su estancia en la clínica universitaria de Eppendorf, bajo la tutela del Prof. Heinrich Pette (1961-62), y en el Instituto de Medicina Tropical de Hamburgo, dirigido por el Prof. Ernst-Georg Nauck (1962-63). Durante aquellos años realizó estudios en virología clínica, poliomielitis, virus respiratorios y herpes.

 

Todos conocemos el feliz lema de “Una vez humboldtiano, por siempre humboldtiano”. En este sentido, William tuvo la oportunidad de ser reinvitado a Alemania por la AvH para llevar a cabo pasantías de actualización en los Institutos de microbiología de Ulm, Munich, Colonia y Essen (1972), y luego en los de Hamburgo, Wurzburgo, Freiburg y Bonn (1979). Fue beneficiado con donaciones de microscopios, un liofilizador y una lavadora de material de vidrio.

 

La idea de establecer el Humboldt Club del Perú, asociación de los ex becarios peruanos de la Fundación, surgió en el curso de una reunión internacional de humboldtianos que se celebró en la Universidad de Talca (Chile), en la primavera de 1995. En aquella oportunidad, contando con la presencia del propio Presidente y del Secretario General de la AvH, se suscribió el acta fundacional del Club, con fecha 21 de octubre. Tomamos el encargo de organizar la institución William Flores y un grupo pequeño de colegas, quienes de inmediato nos lanzamos a la tarea de establecer vínculos con las principales universidades del país y con las entidades orientadas al cultivo de las relaciones peruano-alemanas.

 

Más tarde, en una Asamblea General reunida en Lima el 1 de octubre de 1996, se formalizó la constitución y se resolvió elevar a escritura pública el Estatuto del Humboldt Club del Perú. De acuerdo con este instrumento normativo, se trata de una asociación civil sin fines de lucro que procura “divulgar las labores y propósitos de la Fundación Alexander von Humboldt, fomentando la cooperación académica, científica y cultural con la República Federal de Alemania y colaborar activamente en la coordinación y organización de eventos de los humboldtianos en el Perú” (art. 2).

 

El primer Consejo Directivo estuvo integrado por: William Flores Sáenz, Presidente; Teófilo Aliaga Osorio, Vice-Presidente; Teodoro Hampe Martínez, Secretario; Richard Korswagen Edery, Tesorero; y Humberto Guerra Allison, Vocal.

 

Viene a cuento recordar que la Fundación Alexander von Humboldt es una prestigiosa institución de fomento científico, con sede principal en Bonn y apoyada financieramente por el Gobierno federal alemán. Se organizó en su actual estructura luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1953. Ella otorga regularmente becas a científicos y estudiosos altamente cualificados, procedentes de los más variados rincones del mundo, para realizar proyectos de investigación en un centro de enseñanza superior u otra institución científica de Alemania.

 

Tal vez nada sea mejor que retomar las palabras de evocación personal compuestas por el propio William Flores en homenaje al Dr. Heinrich Pfeiffer, y que están publicadas como contribución al Boletín del Humboldt Club del Perú, núm. 1 (1999). Dice allí que los viejos humboldtianos nunca olvidarán al ex Secretario General por su gran personalidad y su presencia amistosa en muchos países del mundo. Y rememora con certeza que en 1961, a las pocas semanas de haber llegado a Alemania, y cuando aún estaba siguiendo el curso preliminar de lengua germana, tuvo la oportunidad de conocer a Pfeiffer, un riguroso contemporáneo suyo. “Ya entonces quedé impresionado con el carisma especial de Pfeiffer”, dice, porque se prodigaba en brindar palabras de aliento y optimismo a cada uno de los becarios de la Fundación.

 

Los recuerdos personales del finado colega toman un calor especial al evocar la primera visita que hiciera al Perú, en 1968, un amigo cercano de Pfeiffer, el ingeniero Hans Leussink, ex rector de la Universidad Técnica de Karlsruhe, quien llegaba a nuestro país con el deseo de conocer los restos de la civilización andina prehispánica. Bien se sabe que Leussink ―un académico independiente― se convirtió, al tomar las riendas del gobierno el canciller Willy Brandt, en el primer ministro federal de Educación y Ciencia (1969-1972). Como era un arqueólogo aficionado de distinción, y quedó grandemente impresionado con los vestigios autóctonos, repitió en los años siguientes sus visitas al Perú.

 

En la mayoría de esos viajes Leussink fue acompañado por el querido médico humboldtiano, quien anduvo junto a él por diversos parajes de la costa y la sierra. De ahí en más se intensificaron sus contactos entre las redes del mundo académico alemán, incluyendo por cierto a Heinrich Pfeiffer. De manera informal, era William Flores quien convocaba y reunía en Lima a los ex becarios de la AvH cada vez que se daba la oportunidad de un reencuentro o un refrescamiento de los vínculos científicos.

 

El Humboldt Club del Perú recibió oficialmente al Dr. Pfeiffer, un hombre de “memoria prodigiosa y carisma extraordinario”, ya jubilado de las funciones de Secretario General, en mayo de 1996. En aquella oportunidad fue incorporado como socio honorario a nuestra agrupación.

 

Otro capítulo especial merece la Dra. Gisela Janetzke, una funcionaria de grata recordación entre los humboldtianos peruanos, que se retiró de la Fundación Alexander von Humboldt luego de más de treinta años de servicios, en el 2010. En complemento de sus cualidades personales, expresa William que “siempre ha tenido [Gisela Janetzke] la mejor disposición de ayuda para todos los humboldtianos de nuestro país y en las numerosas visitas de trabajo que nos hizo, siempre fue recibida con sinceras muestras de simpatía mutuas”.

 

El largo y fructuoso período del Dr. Flores como Presidente del Humboldt Club del Perú se extendió desde 1996 hasta el año 2006. Durante ese tiempo, se encargó de consolidar los lazos de los ex becarios nacionales y de posicionar a nuestra institución en diversos ámbitos de la colectividad.

 

Mencionaremos el D.L. Nº 27529, promulgado el 12 de octubre de 2001, que creó la Comisión Nacional encargada de elaborar, organizar y ejecutar los actos conmemorativos del bicentenario de la llegada de Alexander von Humboldt al Perú. Aquélla estuvo presidida por el Dr. Ántero Flores-Araoz Esparza, como representante (y luego Presidente) del Congreso de la República. La Comisión fue también integrada por William Flores Sáenz (Vice-Presidente), como delegado del Humboldt Club del Perú, y por diversos representantes de la Asamblea Nacional de Rectores, el Ministerio de Educación, la Sociedad Geológica del Perú, el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, el Colegio Peruano-Alemán Alexander von Humboldt y los demás colegios de habla alemana de Lima. Como Secretario Ejecutivo de la Comisión, me tocaron a mí las tareas de coordinación y enlace.

 

La cantidad de actividades conmemorativas que logró impulsar y ejecutar esa Comisión Nacional superó nuestras propias expectativas. Una tras otra se fueron sumando a dicha cruzada corporaciones estatales, comunales y privadas, que ayudaron a dar un particular realce al bicentenario de Humboldt (1802-2002).

 

El Humboldt Club del Perú eligió una nueva directiva para regir los destinos de la institución, por un período trienal, en mayo de 2006. Fue entonces cuando me tocó asumir las funciones de Presidente, siendo acompañado en el Consejo Directivo por los colegas Vicente Castañeda Chávez, como Vice-Presidente, Eric Cosio Caravasi, como Secretario, Ramón León Donayre, como Tesorero, y Humberto Guerra Allison, como Vocal. En un acto público realizado el 10 de octubre de ese mismo año, en la sede del Goethe-Institut Lima, otorgamos la distinción de miembros honorarios de la asociación al Dr. Eloy Linares Málaga (catedrático y arqueólogo arequipeño ya fallecido) y al Dr. William Flores Sáenz.

 

En una esfera distinta pero no menos importante de su vida, William Flores se distinguió como un deportista de tenaz actividad. Fue entusiasta practicante del tenis hasta el fin de sus días y un gran aficionado al fútbol, habiendo ocupado cargos de alta relevancia en el Club Universitario de Deportes, del cual terminó siendo socio honorario. Le tocó desempeñar la presidencia de esta institución en los años 2000-2001, que fueron particularmente agitados por una serie de desavenencias personales y económicas. Puedo dar fe de su privilegiada posición en dicho club, porque el amigo tuvo la gentileza de invitarme a asistir al partido inaugural del Estadio Monumental de la U, en el distrito de Ate, una inolvidable tarde de invierno del año 2000. En el fragor del juego y el reencuentro con algunos viejos conocidos, comprendí allí que el cultivo de lo físico puede ser un sano y adecuado complemento de la vida académica.

 

Trabajar por tantos años al lado de William, gozando de su pródiga obsequiosidad y sus óptimas relaciones personales, fue para mí un privilegio especial. Es cierto que provenía del severo ámbito de las ciencias médicas y naturales, por lo cual la prosa no fluía de manera proverbial en él. Pero juntos hacíamos una dupla que se multiplicó en acciones y logros para beneficio del Humboldt Club del Perú y de la comunidad estudiosa en general.

 

A los 85 años de edad, el 30 de diciembre de 2012, el Dr. William Flores Sáenz falleció en la paz de su hogar, situado ―curiosa coincidencia del destino― en la urbanización Humboldt de Miraflores. El actual Presidente del Humboldt Club del Perú, nuestro colega Miguel Giusti Hundskopf, le ha rendido homenaje lamentando profundamente su fallecimiento. Por expresa voluntad del amigo, su cuerpo ha sido incinerado y sus cenizas esparcidas por el río Mayo, vecino a Moyobamba, el mismo que algún día vio crecer al estudioso y deportista muchacho, luego científico reconocido, hombre de bien, padre y abuelo ejemplar.